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Cambio climático:

El planeta se calienta más rápido de lo previsto y los efectos ya son irreversibles en algunas regiones.


25 de mayo de 2025 – Informe especial

Un nuevo informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha encendido las alarmas en todo el mundo al revelar que la temperatura global ha aumentado 1.3 °C por encima de los niveles preindustriales, acercándose peligrosamente al límite crítico de 1.5 °C establecido en el Acuerdo de París. Aunque los científicos han advertido durante años sobre el calentamiento global, los datos más recientes indican que el planeta se está calentando más rápido de lo previsto, y que algunos efectos ya son irreversibles, al menos en el corto plazo.
Efectos visibles en todos los continentes.
El informe, basado en más de 14,000 estudios científicos revisados por pares, destaca que los efectos del cambio climático ya no son una amenaza futura, sino una realidad presente que se manifiesta en forma de olas de calor extremas, incendios forestales incontrolables, inundaciones devastadoras y sequías prolongadas. En América Latina, por ejemplo, la región amazónica ha perdido más del 17% de su cobertura forestal original, lo que no solo acelera el calentamiento global, sino que también pone en peligro a cientos de comunidades indígenas y a miles de especies animales y vegetales. En el sur de África, la desertificación avanza rápidamente, obligando a poblaciones enteras a migrar debido a la escasez de agua y Europa, por su parte, ha registrado veranos con temperaturas que superan los 45 °C, provocando una crisis de salud pública, especialmente entre los ancianos y personas con enfermedades respiratorias. Asia y Oceanía enfrentan ciclones más frecuentes y potentes, mientras que en el Ártico el deshielo del permafrost amenaza con liberar grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el CO₂.
El impacto económico y social.
El cambio climático también está teniendo consecuencias devastadoras en la economía global. Según la ONU, los desastres naturales relacionados con el clima causaron pérdidas superiores a los 250 mil millones de dólares en 2024, afectando especialmente a los países en desarrollo, que cuentan con menos recursos para responder a emergencias. La migración climática se ha convertido en un fenómeno creciente. Se estima que en la próxima década, más de 200 millones de personas podrían verse obligadas a abandonar sus hogares debido al aumento del nivel del mar, la pérdida de tierras agrícolas y fenómenos meteorológicos extremos. Esta situación ya está generando tensiones en las fronteras de varios países y plantea desafíos éticos y políticos sin
¿Estamos a tiempo de revertir el daño?
Los científicos coinciden en que aún es posible evitar los peores escenarios si se actúa de forma inmediata y coordinada a nivel global. Las principales recomendaciones del IPCC incluyen: Eliminar gradualmente el uso de combustibles fósiles antes de 2050. Aumentar la inversión en energías renovables y tecnologías limpias. Proteger y restaurar ecosistemas clave como selvas, humedales y océanos. Implementar políticas de adaptación climática en las ciudades más vulnerables. Reducir el consumo global de carne y productos derivados de animales, debido a su alta huella de carbono. Sin embargo, los avances en materia política siguen siendo lentos. Aunque algunos países como Noruega, Alemania y Costa Rica han adoptado políticas ambiciosas de descarbonización, otros como China, Estados Unidos y la India, que son los mayores emisores de gases de efecto invernadero, siguen dependiendo en gran medida del carbón y el petróleo.
La presión social crece.
Frente a la falta de acción de muchos gobiernos, el movimiento social por el clima sigue ganando fuerza. Millones de personas, especialmente jóvenes, han salido a las calles para exigir justicia climática. Organizaciones como Fridays for Future, Extinction Rebellion y Earth Guardians lideran campañas de concienciación, educación ambiental y presión política. Además, cada vez más empresas privadas están adoptando modelos de sostenibilidad, invirtiendo en tecnologías verdes y comprometiéndose a reducir sus emisiones. Sin embargo, muchos expertos advierten que estas iniciativas, aunque positivas, no serán suficientes sin cambios estructurales impulsados por los gobiernos.
Conclusión.
El cambio climático ya no es una posibilidad, es una certeza. Sus efectos están aquí y afectan a todos los aspectos de la vida en el planeta. La ventana de oportunidad para actuar se está cerrando rápidamente, y las decisiones que se tomen en los próximos cinco años determinarán el futuro de las generaciones venideras. Como dijo recientemente António Guterres, secretario general de la ONU: “Estamos en una autopista hacia el infierno climático con el pie en el acelerador. Es momento de levantar el freno, cambiar de dirección y construir un futuro más limpio, justo y sostenible para todos”.